La noche tenía todos los ingredientes para convertirse en inolvidable para la memoria de los buenos aficionados al flamenco. Y lo logró con creces. Jerez ha homenajeado este pasado ‘Viernes Flamenco’, en un espectáculo de más de dos horas de duración, a uno de sus hijos predilectos, Don Antonio Chacón, de quien se cumplen este año el 150 aniversario de su nacimiento y 90 años de su fallecimiento. Una figura nacida en la calle Cazón del barrio de San Miguel que ha trascendido siglo y medio después como uno de los genios creadores y renovadores más importantes que ha parido el flamenco, uno de los primeros en dejar testimonio fonográfico y capaz de crear todo un corpus de nuevos estilos del género.
Organizado por el Centro Cultural Flamenco Don Antonio Chacón, que justamente brinda este 2019 por las cuatro décadas desde su fundación, y con la producción de Juan Alfonso Romero, presidente de la entidad, el recital, dentro de la segunda edición del ciclo ‘Caló Flamenco a la Fiesta de la Bulería’, ha reflejado de forma notable la esencia del homenajeado, clave en la evolución de este género musical como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. De la seguiriya a la malagueña, de las alegrías a las bulerías, el espectáculo, plagado de grandes nombres flamencos, ha supuesto un éxito total tanto artístico como de público, pues el Patio de San Fernando del recinto amurallado del Alcázar prácticamente se ha visto colmado de espectadores.
Con una excelente combinación de figuras emergentes y consagradas, escogidas para diferenciar bien las dos escuelas de cante que inauguraron el propio Chacón y Manuel Torre, la noche ha dejado grandes pasajes y momentos flamencos de muchos kilates, gracias a las gargantas del jerezano Antonio Malena, un referente del cante jondo más próximo a Torre que a Chacón, o del joven linense Alonso Núñez ‘El Purili’, que se ha convertido en una de las grandes esperanzas para el flamenco al mantener un estilo y unas formas propias de otra época. Con tan solo 18 años ya ha paseado su arte por grandes escenarios y grandes aficionados han volcado en él su interés. Baila mientras canta, y viceversa, en una estampa francamente inusal en los tiempos que corren.
El eco de Tomás Rubichi se ha sumado a la propuesta, así como las voces femeninas de Eva de Rubichi, Coral de los Reyes y Ana de los Reyes, tres ases del cante hecho mujer de la tierra y también con esa impronta que sabe añeja. El baile ha estado a cargo de Rocío Marín, que cuida la escuela jerezana como un tesoro. Domingo Rubichi e Ismael Heredia han puesto pulso en la guitarra, mientras que las palmas de Ali de la Tota y José Rubichi han estado como siempre a la altura. En suma, una conjunción de arte, duende y compás para brindar desde su tierra, en estos días ‘señalaítos’, un recuerdo imborrable a la memoria y al legado de un genio inmortal