El guitarrista, compositor y productor jerezano celebra en su tierra natal, dentro de ‘Noches de Bohemia’ el próximo 20 de julio en el Alcázar, sus 30 años en la música con el espectáculo ‘Caótico Bolita Big Band’, con doce artistas en escena y la colaboración especial de Miguel Poveda
‘Caótico Bolita Big Band’ representa el minucioso y milimetrado desorden en el que fue concebido este disco del guitarrista, compositor y productor jerezano José Quevedo ‘Bolita’, que celebra este año tres décadas en la música, en las que ha trabajado codo con codo con artistas como Miguel Poveda, Marina Heredia o Argentina. Este espectáculo, Giraldillo al Diálogo con Otras Músicas en la pasada Bienal de Sevilla y que podrá verse el próximo 20 de julio en el Alcázar de Jerez, dentro del ciclo ‘Noches de Bohemia’ del II festival ‘Caló Flamenco a la Fiesta de la Bulería’, es sinónimo de la perfecta y metódica sincronía de todos y cada uno de sus componentes. Un espectáculo que es un organismo vivo, una mezcla de células de diversa naturaleza unificadas en un todo. Este guitarrista, reclamado por los primeros nombres del flamenco actual, comenzó su andadura con los maestros José Luis Balao, Manuel Lozano ‘El Carbonero’ y José Ángel Lupión, aprendiendo a los 14 años las bases de lo que sería y es su motor de vida.
Esta propuesta, que tiene como germen la heterogeneidad de ritmos, de sonidos e instrumentos, cuenta en el elenco con los arreglos musicales de José Carra, el contrabajo de Pablo Martín Caminero, la percusión de Paquito González, el cante de Miguel Ángel Soto Peña ‘Londro’, y las palmas de Carlos Grilo. Además, a diferencia del pasado Festival de Jerez en el que también pudo disfrutarse este trabajo de ‘Bolita’, en esta ocasión subirá al escenario una ‘big band’ compuesta por ocho músicos de viento. Como colofón, ‘Bolita’ ha confirmado que Miguel Poveda también estará el 20 de julio en el Alcázar para brindar una colaboración especial como artista invitado y celebrar los 30 años de este versátil tocaor en la música.
Reencuentro con su tierra tras mostrar la versión reducida de su espectáculo en el pasado Festival de Jerez, ¿qué diferencia habrá con lo que ha preparado para ‘Noches de Bohemia’?
Voy a ofrecer la versión original de cómo fue concebido Caótico Bolita Big Band, que fue estrenado en la Bienal de Flamenco de Sevilla el pasado septiembre, y viene avalado por el Giraldillo al Diálogo con Otras Músicas de esa Bienal que, precisamente, me entregan el día 23 de mayo en Sevilla. Y bueno, una de las colaboraciones estelares confirmadas será la de Miguel Poveda, que me acompañará en el Alcázar. Le conozco desde hace muchos años, antes de nuestro primer encuentro profesional cuando nos juntamos para su disco Artesano, y nos volvimos a encontrar en El tiempo pasa volando. 30 años en la música, y ahora él, un grandísimo compañero y muy generoso, se sumará a celebrar la música conmigo en Jerez.
Imagino que siempre es una responsabilidad ‘jugar’ en casa.
Aunque juegue en casa y eso siempre significa más responsabilidad, me preparo el concierto con tranquilidad, porque es un espectáculo que ya va un poco rodado, pues hasta lo hemos hecho en la Bienal de Holanda con una big band de allí, y esa es un poco la idea, hacer encuentros con músicos de otras ciudades y sonoridades, y entonces no tienes la tensión e inquietud de un estreno. Y es que aparte voy con unos musicazos y eso te da tranquilidad.
¿Cómo han influido los arreglos musicales de José Carra en el proyecto?
Han venido como anillo al dedo. Nos hemos entendido muy bien, ya habíamos colaborado en proyectos anteriores, con Argentina o con el propio Miguel Poveda. Me fui a Málaga a trabajar con él y en seguida nos entendimos. Ha sido un regalo tener a José Carra aquí.
¿Cómo se desenvuelve con doce músicos de la big band a sus espaldas, cómo ordena ese aparente caos?
Son ocho metales (Tete Leal; Enrique Oliver; Francisco Latino; Voro García; Fede Crespo; Pepe Zaragoza; Paco Soler; y Víctor Colomer) más el contrabajo de Pablo Martín Caminero, la percusión de Paquito González, el cante de Miguel Soto El Londro, y Carlos Grilo a las palmas; y a veces lo comparo con un reloj suizo de cuerda, que lo ves abierto y dices, madre mía, cómo puede funcionar esto así, cómo encaja todo, con la de cacharritos, tuercas y tornillitos que hay ahí dentro… pero bueno, encaja porque está bien puesto. Y en este caso, encaja todo porque son grandísimos músicos con los que es muy fácil trabajar. Y luego es que subimos y nos lo pasamos de muerte en el escenario. Nos divertimos muchísimo y esa es otra de las historias que tiene este espectáculo. Hay un punto para la improvisación muy grande, aunque haya arreglos muy cerrados, con medidas concretas y muy bien escritos. Pero una de las cosas que hacen que cada concierto sea diferente es que siempre liberamos un poco la tensión dejándonos llevar.
Hablando de ‘Caótico’, contiene cosas tan sorprendentes como una versión de ‘The Maids of Cádiz’ de Miles Davis…
Sí, sí, fue el germen del proyecto. Cayó en mis manos un disco con muchos años, el Sketches of Spain, al que Miles Davis llega por su atracción a los sonidos de las cornetas y tambores de la Semana Santa española, y ese tema en concreto, The Maids of Cádiz, viene de un compositor romántico francés del siglo XIX, Léo Delibes, que lo rescata Miles Davis y Gil Evans lo arregla para big band. Yo cuando lo oigo veo que hay un camino interesante por ahondar, empecé a tirar del hilo, fui hablando con gente como Paquito (González) o Pablo (Martín Caminero), y me avisaron de por dónde me metía, pero tiré por ahí. Al final, sarna con gusto no pica y estoy super contento. Es uno de los temas donde nace todo lo que ha venido.
¿Cómo marcha su transformación en trabajo discográfico?
En ello estoy. Tengo un poco un sinvivir porque no sé si hacerlo en estudio o esperar a tener varios directos y pillarlo de los directos. Es que el espíritu que esto tiene en directo no lo tiene en estudio. Es la magia del proyecto. Uno se mete con la lupa y son muchos músicos, muchas cosas, y me tengo que poner un poco menos mijita de lo que me pongo y no pasar tanto la lija. Tengo que quitarme un poco de lo alto tanto perfeccionismo. Pero yo creo que sí. Si Dios quiere, espero que haya disco en directo.
Hablar de flamenco fusión y ese tipo de conceptos suena ya un poco ridículo a estas alturas, con una sociedad tan globalizada y con tanta mezcla de estilos, ¿no cree?
Figúrate. De repente, hay un señor en Noruega que toca la guitarra flamenca que te mueres. Yo creo que ya ocurre como en el jazz. Tete Montoliu, por ejemplo, era uno de los mejores pianistas de jazz y era catalán. Era admirado por muchos músicos norteamericanos, allí lo adoraban, porque ese lenguaje es universal. Hay de todo como en botica, cosas bien hechas, y bien hechas están, aunque suenen más o menos flamenco. Depende de lo que uno quiera consumir. Está todo tan globalizado que puedes escuchar a Agujetas y, si no, puedes ponerte Ketama.
¿Se han perdido los prejuicios?
Si es que ya Marchena y toda esta gente innovaban… Si es que, por ejemplo, Pedro Iturralde en los años 60 ya tocaba por soleá. Al final, nos rasgamos las vestiduras ahora cuando hace 60 o 70 años ya se hacían estas fusiones. El flamenco, si nos ponemos a filosofar fuerte, es pura fusión. Eso de la pureza se lo han inventado cuatro porque el flamenco es pura fusión de las músicas sefardíes, andalusíes, árabes… En este tema ya pasamos palabra, ¿para qué discutir?
Este 2019 celebra 30 años en la música, después de empezar a los 14 años. Usted es guitarrista, compositor, productor… un artesano que también es autor. ¿Cómo ha visto la evolución y cómo encuentra la quietud?
Uf, es muy difícil, son muchos frentes los que tengo abierto. Ahora, por ejemplo, estoy grabando con Marina Heredia, pero también produzco a Argentina, Miguel Poveda… Mis proyectos… No creo que sea el único que tiene tantas cosas, pero sí es verdad que todo esto ha ido viniendo. Te prometo que no he buscado nada, todo ha ido surgiendo, te llama uno, el otro… y es muy difícil decir que no a artistas de este calibre, y que encima confíen en ti y les guste lo que haces… Siempre digo lo mismo, voy tirando del hilo y algún día se acabará, pero mientras no se acabe… a mí no me pesa, me gusta esto más que comer con los dedos.
El secreto no es otro que el trabajo…Absoluto. No hay otra. Lo del duende es muy bonito, pero es mentira todo, colega. Currar, currar, currar, y más currar. Y todo el tiempo es poco.